El Valle de Antón fue nuestro segundo destino de Panamá para buscar plantas carnívoras. En este caso, nos encontramos con al menos 3 especies de utricularias: terrestres y epífitas. En un destino donde la gente convive con la naturaleza, brindamos una capacitación a los guías locales, además, por supuesto, de disfrutar la exploración de nuevos lugares.
Sobre el Valle de Antón:
El Valle de Antón se encuentra en la provincia de Coclé. Su formación corresponde a la antigua caldera de un volcán, donde hoy se asienta la población, a unos 600 msnm.
Según nos contaba Mario, quien nos albergó y guió en el lugar, el Valle de Antón también es conocido por el lugar de la India Dormida debido a que la forma de una de las principales montañas presenta la forma de una mujer acostada boca arriba
Clima:
La temperatura promedio varía entre los 20 y 28 grados Celsius, por lo que se considera que el Valle tiene un clima suave de primavera constante.
Acá, como en la mayoría de los lugares que visitamos durante nuestro viaje por Centroamérica, dividen al clima en dos estaciones: seca y de lluvia (o como muchos dicen, “lluviosa y más lluviosa”). La primera, de diciembre hasta abril, mientras que los meses de más lluvia son octubre y noviembre.
El Cerro Gaital es la mayor elevación del Valle de Antón, con 1185 msnm. Como importante área de bosque nuboso que alberga diversidad biológica, fue declarado Monumento Natural en 2001.
Por fortuna, nos encontramos con las primeras plantas carnívoras, en este caso con la utricularia terrestre, posiblemente Utricularia pusilla, incluso antes de ingresar en el área protegida.
Mientras estábamos concentradísimos observando esta población de utricularia, llegó un grupo de turistas que no dudó en acercarse a preguntar qué estábamos mirando. Les contamos que se trataba de una planta carnívora. Sus caras fueron de gran asombro, no podían creer que esa pequeña planta, con su flor amarilla a la vista, ocultaba bajo tierra trampas mortales que le permiten obtener nitrógeno. Luego de tomar fotos y datos de las utricularias que estaban en la entrada al Cerro Gaital, comenzamos la caminata, ahora sí, adentrándonos en el bosque nuboso.
A medida que ascendíamos, el ambiente se hacía más húmedo y con ello, los musgos y las plantas epífitas brotaban cada vez más. Los troncos de los árboles, ya invisibles por lo espeso de las plantas, lograban que uno pueda sentirse rodeado de agua y vida.
También los caminos se hacían más estrechos por la cantidad de vegetación y es ahí donde nos topamos con las primeras utricularias epífitas del viaje ¡?. A pesar de que no estaban en flor, tratamos de identificarlas por las hojas que habíamos visto previamente en fotos y documentos, pero con un gran grado de incertidumbre. La mejor manera de identificar este tipo de Utricularias es por la flor. Comprobamos que se trataban de plantas carnívoras al ver los utrículos, tan notorios en este tipo de plantas.
Pero no todo se trata de plantas, en el camino tuvimos la suerte de encontrarnos, gracias al especialista Mario, con una hermosa serpiente verde al lado del camino. Mario nos avisó que la había encontrado y nos desafió a descubrirla con nuestros propios ojos. Por supuesto que esto fue sumamente difícil para nosotros por la increíble capacidad de este animal para camuflarse con el entorno.
Llegamos hasta lo más alto que el camino nos permitía y disfrutamos de la vista panorámica de la región, sabiendo que a cada lado y a lo lejos, a pesar que las densas y húmedas nubes no lo permitían, estaban los océanos Pacífico y Atlántico. Finalmente, al retornar por el mismo sendero, volvimos a revisar la espesa vegetación de los troncos en búsqueda de Utricularias epífitas.